
Al lobo como con el lobo
amante de su casta atento a los mensajes del viento,
preceptor de las nubes en tránsito a disiparse
obliga su instinto a su razón
áspero cumplimiento que ejecuta al cierre cada noche
epílogo de un nuevo prefacio, la vida al círculo
sin resumen, todo épica resolución de muerte que nace
final valiente
en el que un ahorcado es príncipe del divino misterio
que los hombres hacen germen de mandatos
que no cumplen por si acaso.
Hoy mi instinto me dice, vive
emerge cruz de plata frente al pánico y deja la cordura,
baila desnudo la noche en aullido, ama tu casta
y trata al hombre.
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Abro tu espacio con el instinto de lobo, protegiendo sobre todo la libertad y el respeto que a menudo se pierde entre calles asfaltadas, una alegría encontrarte.
ResponderEliminarEstupendo poema, Ángel. Es un gustazo pasear por tu blog. Los instintos del lobo, la libertad, el aullido...
ResponderEliminarEscribes muy bien. Me gusta tu estilo.
Un abrazo grande, poeta
Ana
Es estupendo abrir este espacio y tener vuestros comentarios. Gracias Montse, por tu ayuda y compañía. Gracias Ana, por compartir y estar entre las letras.
ResponderEliminarHasta otro rato